El 10 de julio de 1998 la Comedia cumplió un sueño que anhelaba desde la frustrante pérdida de la sala Pablo Podestá. El deseo se mantuvo intacto durante más de veinticinco años gracias a los trabajadores que nunca bajaron sus brazos y con mucho esfuerzo el Teatro de la Comedia inauguraba la Sala Armando Discépolo.
Cinco años entre gestiones, pedidos y trabajo para contar con un espacio propio. En el año 1993, empleados y autoridades estuvieron de acuerdo en la necesidad de poseer una sede y empezaron a darle forma a un proyecto. Se utilizó un local de la calle 12 entre 62 y 63 que poseía en su momento la Dirección General de Escuelas. Este lugar no sólo estaba en desuso sino que mostraba claros signos de abandono. Era cuestión de poner manos a la obra y empezar a concretar el sueño.
En ese momento y ante la falta de recursos económicos, las voluntades valían el doble y todos se sumaron en pos de que la Comedia levante el telón pero esta vez en una sala propia. Y fue aquel 10 de julio de 1998 cuando se presentó El Organito de Armando Discépolo, con la dirección de Norberto Barruti y un elenco conformado por Horacio Guglielmetti, Violeta Ventura Ríos, Adriana Ferrer, Diego Aroza, Javier Troussel, Oscar Molinari y Germán Romero, dando comienzo a un nuevo capítulo de la historia de la Comedia.
Transcurrieron siete años desde la inauguración donde más de un centenar de obras, de diferentes géneros y estilos, pasaron por el escenario de la Sala Armando Discépolo. Pero como en todas las historias, hay momentos buenos y malos.
En el 2005, tras los trágicos sucesos ocurridos el año anterior en el boliche República Cromagnon, la seguridad en los lugares que convocan público estuvieron bajo la lupa con el objetivo de mejorar las instalaciones y también la seguridad de todos los argentinos.
Los teatros no fueron la excepción y nuestra Sala Armando Discépolo, creada gracias al trabajo de los propios empleados de la Comedia, que convirtieron un galpón abandonado en un espacio de cultura, tuvo que cerrar las puertas durante tres largos años, con el objetivo de ser refaccionada y de esta manera cumplir con todos los requisitos necesarios para garantizar la comodidad y la seguridad de las personas. Pero este hecho significó a su vez, otro duro golpe a la vida de nuestra institución, que no sólo sufrió la clausura de la Discépolo sino que también por esos años padeció la pérdida del Galpón de la Comedia, dejando a todos los trabajadores sin poder contar con un espacio propio.
El sueño cumplido en 1998 se desvanecía una vez más.
Desde el año 2005 el Teatro de la Comedia funcionó en la Sala Astor Piazzolla del Centro Provincial de las Artes Teatro Argentino, además de recorrer, como su carácter itinerante así lo indica, distintos lugares de la provincia de Buenos Aires. Pero a pesar de contar con una programación y con lugares para exhibir las obras, la Comedia no podía esconder esa sensación de no tener una sala propia. Es por esa razón, que en los últimos años con esfuerzo y dedicación, contando con el apoyo y los medios necesarios, el objetivo que durante muchos años se había negado, esta vez parecía posible.
Por suerte este capítulo tiene un final feliz y el telón se vuelve a levantar. |