Hace tres años ellos presentaban un proyecto: soñaban y organizaban el Colectivo Teatral Musical con piso pero sin techo. Hoy están organizando un nuevo festival y no paran de crecer. La variedad de propuestas apunta al público de musical pero además, y muy especialmente, a quienes no lo son, con el objetivo de que se dejen conquistar.
Leo Bosio, Matías Puricelli, Damián Mahler, Facundo Rubiño, Francisco Ruiz Barlett y Diego Coran Oria nos cuentan de qué va el CTM. Pasado, presente y futuro de un sueño hecho realidad del único modo en el que es posible: será colectivo o no será.
-¿Qué balance pueden hacer del CTM desde su creación hasta hoy?
Leo Bosio: -El balance es más que positivo. Fueron tres años de aunar y promover el trabajo creativo, responsable e independiente del teatro musical. Tres años generando espacios, pertenencia, y ampliando los límites expresivos, porque durante este tiempo de acción nos encontramos con más obras, grupos, y gente decidida a trabajar en y sobre el teatro musical. Esto es muy emocionante y trasciende el mismo CTM. Para nosotros poder sumar, humildemente, una plataforma donde se pueda expresar y transformar culturalmente sin limitaciones es absolutamente positivo.
Matías Puricelli: -Comparto: el balance es súper positivo. El CTM fue encontrando su forma y nosotros fuimos dejándolo ser. Hoy se manifiesta en su mejor expresión porque continuamos pensando en cómo seguir haciéndolo crecer.
Damián Malher: -Matías habla del ?dejarlo ser?. Yo siento y creo que el CTM supo generar un espacio, independientemente de quienes estemos en él. Nació como una suma de individualidades y hoy se convirtió en un todo más grande que nosotros. Lo que más me gusta es eso: que logró tener vida propia, por los vínculos que se fueron generando, tanto desde los que participaron activamente en el escenario como desde el público que nos acompañó y nos acompaña.
Facundo Rubiño: -Creemos, además, que el festival comienza a instalarse dentro de la comunidad como único en el género, en Argentina. Y si bien hay algo de cierto atrevimiento en decir "único en Argentina", realmente ése es su espíritu: la integración, la apertura desde adentro del país y en expansión más allá de las fronteras hacia otros países de Latinoamérica (en ediciones pasadas vinieron elencos invitados de Colombia, Paraguay y Chile e incluso de Suiza como invitados especiales) Y decimos que es el espíritu, porque lo cierto es que, al ser autosustentable y aún no contar con apoyo ni privado ni gubernamental, depende pura y exclusivamente del esfuerzo de quienes lo llevamos adelante desde su organización, como así también de artistas, medios afines y la comunidad que comienza a formarse alrededor de este fenómeno. También trabajamos para integrar a referentes y personalidades que se han desarrollado en otras áreas o géneros, más allá del musical. Y esto es parte de una idea de integración que busca aprehender y compartir experiencias que enriquezcan el género, haciendo, sobre todo, hincapié en la creación y en la producción, para que el musical (ése es nuestro deseo) logre alimentarse de otras artes y de otros circuitos y no reproduzca mecanismos endogámicos que, a la larga, terminen empobreciéndolo. Sin duda no es tarea fácil, por muchas razones, pero este emprendimiento colectivo es, de alguna manera, poner en acción esas preguntas y críticas que podrían hacerse al género.
Francisco Ruiz Barlett: -La medida de crecimiento es notable y se evidencia viendo cómo, año tras año, es más la gente que se suma al festival. Y no hablamos solamente en función de la venta de entradas sino, también, de los que quieren formar parte de la movida.
Diego Oran Coria: -Yo resumo: estamos pudiendo sostener en el tiempo una idea desde la acción conjunta. La verdad, somos unos afortunados en poder hacer lo que amamos y compartirlo entre tanta gente.
-¿Cómo deciden las actividades y las obras que forman parte del festival?
D. M.: -El CTM tiene que ver con una dinámica y con un equipo. Las decisiones las tomamos siempre entre los seis, en sintonía con lo que queremos contar, hacer, o mostrar. No permitimos que se mezclen los egos, decidimos siempre en virtud de la funcionalidad del equipo.
L. B.: -Es muy consensuado por el grupo. Vemos qué hubo durante el año, qué obras y artistas generaron trabajos interesantes y atendemos, también, al interés del público. Para los trabajos en proceso hacemos una convocatoria abierta.
F.R.B.: -La verdad es que decidir las actividades es lo más difícil para nosotros, porque este crecimiento no solo se ve reflejado en el público que nos acompaña sino también en los creadores, hay muchos laburos muy interesantes y muy poco tiempo para mostrar todo. Yo creo que uno de los conceptos que prima a la hora de elegir, está ligado a la novedad. Intentamos mostrar cosas que no se hayan visto tanto, que puedan fomentar no solo una cuestión lúdica del espectador sino también ciertas cuestiones de crecimiento. El Festival no está solo avocado al espectador meramente de musical sino también a aquellos que quieran crecer dentro del género.
M.P.: -Además de que son siempre decisiones grupales, hay algo que tenemos en cuenta y es que tienen que respetar, además de la afinidad energética con el CTM, nuestros requisitos, que son que el espectáculo sea nacional y que, de algún modo, esté dentro de los parámetros de calidad que nosotros creemos necesarios.
D.O.C: -La heterogeneidad es otro de los rasgos que tenemos en cuenta en la elección, además de su mensaje, su dialéctica. Tratamos de generar un cronograma coherente con sus buscadores, en lo posible. Como ya dijimos, que sea 100 % nacional. Hay un sentido común, personas que son afines al sentimiento CTM y entienden al espacio como una posibilidad de crecer colectivamente.
F.R.: -Desde el CTM abrimos, como dijo Leo, la convocatoria para los trabajos en proceso a través de redes. La curaduría, podríamos agregar, se realiza pensando en que posean un lenguaje que les sea propio, con identidad. También es necesario que no hayan sido previamente estrenados al momento de su presentación al festival. Y, dado que aún no hemos abierto la categoría unipersonales o infantiles, eso es algo que también tenemos en cuenta. En el caso de las obras completas, pensamos en materiales que sean creaciones originales. Y a diferencia de las obras en proceso, estudiamos las distintas propuestas que se están ofreciendo en la cartelera porteña y nos comunicamos directamente con sus hacedores para ver si es posible, si están interesados, y si encuentran en el festival un lugar que los represente por afinidad con los valores, objetivos y misión.
-¿Cómo ven el musical en su vertiente nacional hoy?
M.P.: -El panorama del musical nacional está encontrando en los métodos de producción alternativa un modo de subsistencia aún en el circuito comercial. Creo que, de algún modo, eso revela que además del arte nacional aparecen formas de producción, también nuestras, que resultan más allá del circuito. Y otra buena noticia es que el género se empieza a federalizar y cada vez hay más creadores y gestores que se hacen oír en todo el país.
D.M.: -El musical nacional creció muchísimo estos últimos 10 años y eso no es novedad. Me parece que la novedad es que muchos amigos y colegas están con ganas de autogestionarse y eso es lo que veo más valioso, que haya necesidad de contarnos y contar lo que nos pasa.
L.B.: -Si tuviera que sintetizar, diría: muy explosiva, creando diversidad de formatos y poéticas, con herramientas más dramatúrgicas y menos despliegue meramente técnico. Me resulta más cercano a la idiosincrasia actual.
F.R.B.: -Creo que coincidimos en que lo vemos bien. La oferta de obras nacionales crece año tras año y ese crecimiento se ve reflejado en el arte en general. Es bueno lo que sucede, porque todos somos muy conscientes de lo difícil que es ser realizadores de este género en Argentina, entonces surge una suerte de camaradería implícita que hace que crezca no sólo la obra en particular, sino el género en sí. Creo que también escribir temáticas que sean más cercanas también ayuda a vincularse con ese público que todavía considera el musical como un género frívolo.
F.R.: -Sí. Y cada vez más se producen y surgen creaciones originales llevadas adelante por jóvenes. Y el deseo es seguir subiendo la calidad de las propuestas, que logren ser competitivos y que constituyan una alternativa más en el mercado. No sólo desde su concepción artística, sino desde el hecho de estar atentos a la recepción, al público. Estas producciones que se realizan en el circuito alternativo gozan de vida más allá de su funcionamiento interno alrededor de familiares y amigos. Y para eso debemos seguir aprendiendo, cooperando, compartiendo no sólo con aquellos que gozan de prestigio y son consagrados, lo que nos enriquece muchísimo, sino también con aquellos que comienzan a dar sus primeros pasos. D.O.C.: -Yo diría que al musical lo veo partido en dos. La primera mitad la veo desde mi mirada como docente desde la cual percibo, celebro y apoyo un semillero cada vez más enérgico y decidido a volcarse al género desde su mirada personal, rompiendo convenciones, animándose a generar identidad propia. Desde lo comercial lo veo cada vez más dificultoso en su sustentabilidad en el tiempo. Es por eso que hay que empezar a realizar una gimnasia propia para ver cómo vender lo que uno crea, a ser inteligente con el producto y explotarlo hábilmente para no mancarse en el camino. Entre estas dos mitades hay una brecha importante. Ahí hay que trabajar.
-¿Por qué decidieron (y a mi entender es genial) invitar a gente que no es del musical?
D.O.C: -Es vital no encerrar el nicho, no encasillarlo. Hace mucho lo queríamos hacer y por suerte tanto Claudio Tolcachir como productores y técnicos accedieron también a compartir mirada artística. Abrir el mercado es fundamental para animarse a romper paradigmas que encasillan sin ningún sentido. Hay que animarse a saltar al vacío sin esperar el resultado.
L.B.: -Estamos convencidos de que el teatro musical no es un género aparte de la actividad teatral general. Es un arte integrada con muchas disciplinas. Parte de la representación cultural y artistas que hablan de su lenguaje artístico en su expresión compleja enriquece la búsqueda de los realizadores.
D.M.: -Además, invitar gente que no es del musical nos permite acercarnos a una mirada de quien lo ve de "afuera" y se vincula con la idea del CTM de generar comunicación, vínculos y espacios. El musical, como decía Leo, es teatro antes que nada, y una mirada experta sobre el musical por alguien que tiene un enorme peso en el teatro me parece que es de lo más interesante que se suma este año al festival.
M.P.: -El concepto es abrir, escuchar otras opiniones, aprender de otros circuitos, tanto desde lo artístico como desde la gestión y producción y, de a poco, ir rompiendo esa barrera que existe entre el musical y el teatro de texto.
F.R.: -Justamente la idea de invitar personas que no estén tan atadas a lo musical está ligada a movilizar una transformación del género propiamente dicho. Muchas de las razones, la mayoría diría yo, están sujetas a inquietudes o apreciaciones personales. Los seis somos creadores y autogestores por lo que, a la hora de armar la grilla, también nos sentamos mucho a hablar de esas cuestiones que, desde una mirada personal, claro está, puedan hacer crecer el género. Este año contar con la presencia de Claudio Tolcachir es, para nosotros, uno de los grandes logros del festival.
F.R.B.: -Y para el futuro desearíamos poder sumar también a maestros de la dramaturgia que, sin dudas, es una pata que aún sigue floja, dado que muchos de los que creamos hemos tenido una formación principalmente como intérpretes y hemos llegado a la creación desde la intuición y la acción. Pero eso no puede, al menos es lo que siento, convertirse en una oda a la ignorancia. Es necesario abrir lenguajes y seguir aprendiendo. Debemos, o ahí está el deseo, seguir atentos a trabajar en nuestras inquietudes. Nuestra pasión se potencia cuando encuentra los canales, las herramientas. Muchos de nosotros hemos comenzado a estudiar dramaturgia, por ejemplo, luego de ya haber estrenado más de una obra y eso creo que es valioso también. Según mi modo de ver ésta es una materia sobre la cual debemos seguir creciendo.
-¿Qué expectativas tienen para el próximo evento del CTM?
L.B.: - Esperamos que sea un espacio plural de mucha actividad joven y de acercamiento. Es un encuentro de los hacedores y los espectadores bien ágil y con tres días a puro teatro.
D.M: -Los festivales siempre generan una energía única que tiene que ver con la interacción de todos los que estamos ahí. ¡Espero que se genere eso!
M.P.: -¿Expectativas? ¡Todas!Siento que la grilla de este festival es muy jugosa y que la respuesta del público es cada vez más grande. Esperemos que supere a la del año pasado que fue increíble.
F.R.: -Sí, y no sólo por la gente que sabemos que va a venir, sino también, como acaba de decir Matías, porque se armó una grilla que, creemos, no tiene puntos flojos.
F.R.B.: - Por todo esto que estuvimos diciendo y más es que esperamos que el festival siga creciendo, porque es germen y semilla de creación y de acción. Y esperamos que conserve y se potencie esa especie de festividad y pasión que le es propia al género, en un espacio donde los artistas y la comunidad de espectadores estén cerca compartiendo y aprendiendo unos de otros.
D.O.C.: -Queremos que toda la gente que participe la pase bien, crezca y sienta cercana la posibilidad de animarse a luchar por lo que ama. CTM es pasión en movimiento. Todos los que lo conformamos tenemos el valor humano por encima de cualquier otro valor y es ahí donde se disfruta cada vez más este tipo de eventos. No hay estrategia, hay acción.
Pura energía, mucho talento, ganas de crecer y hacer crecer a los que los rodean. La gente del CTM está siempre dispuesta a dar un paso más. ¿Qué mejor que acompañarlos ¿no?