El amor, las relaciones humanas y sus diversas representaciones son algunos de los temas de la última puesta en escena  de Mariela Asensio. Hotel Melancólico  propone experimentar a partir de la fusión entre teatro y música en vivo para imprimir un clima altamente poético sobre situaciones simples y cotidianas. Un baño colectivo, un patio de hotel y la soledad compartida en esos espacios públicos son el escenario de fondo donde transcurre la historia.
La representación plantea una visión cuestionadora de las relaciones humanas y permite reflexionar sobre nuevas formas de vínculo;  por que al fin de cuentas que es el arte si no el lugar privilegiado donde hombres y mujeres nos permitimos probar y cuestionar el orden dado de las cosas.

¿Por dónde pasa tu propuesta estética?

Mi búsqueda es diversa, en una obra nueva siempre quiero probar algo que antes no haya hecho y que para mí sea un desafío. Por ejemplo, en Hotel Melancólico la exploración pasa por la fusión de la música con el lenguaje escénico. También hay algo que particularmente me interesa y tiene que ver con una forma de contar que permita diferentes lecturas, que no sea lineal. El espectador debe poder tener su propia interpretación de aquello que vió.
Inacabado -obra anterior de la directora- es muy diferente a Hotel Melancólico; se plantean dos lenguajes distintos. La forma de contar también es diferente.
Inacabado era textual, estática, muy escasa en cuanto a objetos, lúgubre e incolora. Obviamente, en el buen sentido, a mí me gusta mucho esa obra. En cambio, Hotel Melancólico tiene humor, movimiento, colores, canciones y un lenguaje mucho más poético.
Yo intento ser simple y con eso generar un universo teatral que trascienda en el espectador.
 
¿Cómo se gestó la idea de Hotel Melancólico?

Primero pensé en fusionar el teatro con la música; luego lo vinculé con otra idea que era contar situaciones de intimidad en espacios compartidos y que haya música en vivo. Cuando empecé a delinear los personajes, la novia y la mujer-perro, fueron los primeros en surgir. Toda la estructura de situación fue escrita de antemano y luego durante los ensayos hice dramaturgia de ensayos.
 
¿Cuál es la relación que se plantea entre la música y la narración?

Me propuse de ante mano que el repertorio musical sea popular y latinoamericano; tuve acceso a guaraníes paraguayas y mi objetivo fue que lo absolutamente patético pudiese tener belleza por medio de esa sonoridad. Luego comencé a trabajar en la obra con la intención de proponer un lenguaje poético sobre cosas cotidianas y que eso pudiera tener belleza y ser teatralmente interesante. Con la música fue la misma la intención. Por ejemplo, poder contar el baño colectivo de estas personas poética y sonoramente. Narrar algo muy simple, muy básico y darle un vuelo poético.
El director musical siempre estuvo interesado en generar un universo sonoro propio del lugar y que nada quedara librado al azar. En ese aspecto fue un trabajo de dirección musical  -Darío Lipovich realizó también los arreglos y la música original-  mas que mío.
 
¿Cómo se pone en juego la construcción de la figura femenina en la puesta en escena?

Hay una crítica a cierto estereotipo femenino que hoy se impone y yo detesto.
Me parece tremendo que a las mujeres se las presione como se lo hace en relación con la maternidad, el deber formar una familia y un ideal de belleza;  en este sentido tengo una posición tomada.
Aunque nunca fue la intención ponerlo en juego tan abiertamente como parece que se ve en la obra. Sin embargo sucede, por lo cual deduzco que hay cosas que se cuentan y trascienden mi capacidad de proyección. Pero por supuesto está relacionado con las mujeres, particularmente, a la historia de las que yo conozco. Mujeres que han trabajado como bestias en función de la familia y que no han podido desarrollarse como seres independientes.
Creo que este ideal femenino es el que nos han hecho creer y continua preponderando de muchas formas diversas. Por ejemplo, el test que utilicé en la obra es extraído textualmente de una revista y lo loco es que muchas mujeres lo terminan creyendo. Eso me parece muy grave y me despierta ganas de decir cosas.
 
¿Cuál es el vínculo que se propone desde la representación entre hombres y mujeres?

Nunca fue mi interés mostrar mujeres fuertes y hombres débiles. Pero es cierto que las mujeres adquieren una potencia que se trasluce mucho más que en los hombres.
El afuera, en general, se ve atrapado mucho más por las figuras femeninas que por las masculinas de la obra. Si pienso que ellas adquieren esa potencia es por que están esos hombres ahí, es mutuo. Quizá hay algo en el lenguaje de la obra donde la mujer pareciera ser más protagonista. De cualquier forma creo que el protagonismo es de ambas partes pero se ubican en lugares diferentes.
También hay algo con lo sexual. Por ejemplo, en la escena de las lamparitas, mi idea primera fue contar una relación sexual entre un hombre y una mujer sin que haya contacto y terminé narrando algo totalmente distinto. Hoy lo veo y digo es esto lo que tenia que contar, se pone en juego la idea de sexo masturbatorio donde se pierde de vista al otro.
 
¿Cómo se relaciona lo cotidiano, lo privado y lo público en la puesta en escena?

Hay algo con lo que siempre quise trabajar que es la idea de la intimidad compartida y del espacio como límite, por esto me interesó que los lugares donde trascurriera la obra no fueran propios, sino, compartidos. En realidad, el juego de que el espacio esté  abierto tiene que ver con algo del orden de la ilusión. Es una manera de elegir contar este ámbito sin puertas ni ventanas, pero también, conceptualmente aporta esta idea de que todo es de todos y en el fondo se carece de tiempo para desarrollar la intimidad en esos lugares por que te está esperando alguien atrás en igual condición. Todo este limitado por el afuera.
 
¿Este planteo estético se cruza con una visión acerca de las relaciones humanas atravesada por una mirada social que presiona?

No lo pensé, no fue adrede, pero supongo que si lo analizo puede tener relación. La construcción del espacio tiene que ver con una manera de contar la soledad de todas estas personas. Inclusive la novia con el novio, más allá de estar juntos igual están solos. Hay un clima de soledad general que trasciende lo que estén haciendo en ese momento. Inclusive en la escena final donde todos comen también me parece un momento muy solitario.
 
En relación con el personaje femenino que habla en francés y al final realiza un monólogo en varios idiomas: ¿Es una manera de poner en juego estéticamente la representación de la soledad o la incomunicación?

Berta- el personaje en cuestión- nunca dice lo que le pasa, siempre está a disposición de lo que le va pasando a los demás.
Desde lo conceptual no hay ningún momento de la obra donde ella sea el  eje. En este sentido, el final tiene que ver con que este personaje tenga un momento propio en el que los demás se queden afuera. Ella habla otro idioma, nunca tiene una conversación en donde haya un ida y vuelta. Salvo con la mujer-perro y es bastante metafórico. Berta en el monólogo final cuenta una historia de despedida entre un hombre y una mujer, lo hace en muchos idiomas por lo cual en ninguno concreto, ahí se pone en juego algo de la no-identidad.
Por eso en el programa se enuncia el texto traducido, se plantea un juego con el espectador ya que en un principio no entiende pero se va con la posibilidad de leerlo.
 
¿Por qué este personaje es identificado con un nombre y los otros genéricamente?

Es una contradicción ya que es la única que tiene nombre propio y al mismo tiempo no habla ningún idioma y los habla todos. No tiene relación con ningún personaje, ni un dialogo entero con nadie. De cualquier forma creo que las diversas interpretaciones sobre este personaje me trascienden ya que no las pensé de antemano. Pero de creo que nada de lo que ocurre dentro de la obra es casual. Esta idea del final y el uso de diversos idiomas tiene que ver con lo que es el personaje en la totalidad de la obra.
 
En relación con la mujer-perro ¿Cómo se gestó la construcción de un personaje femenino que gran parte de la obra funciona animalizada?

Comencé a escribir la obra en un momento en el que me había separado y tenía ganas de hablar con humor acerca de esta sensación difícil en relación con un otro, a partir de ahí empecé a desarrollar la idea de esta mujer que es un perro, que se desdobla, que no termina de ser ni una cosa ni la otra. Siempre está ubicada en ese cruce. En cambio, la novia está en pareja, usa vestido, pero cuando llega la hora de tener sexo ella no se entera. No es más feliz que la mujer perro. No le pasa nada relacionado al placer. Es otra forma de violencia.
 
¿Creés que hay cierto grupo de dramaturgos y directores jóvenes en un terreno de exploración en común? ¿Te sentís parte de ese grupo?

No sé si me siento parte de un grupo, si creo que hay mucha gente que esta haciendo cosas muy buenas. Hace poco fui a ver Pequeñas torturas cotidianas de Martín de Goycoechea en El Kafka y me pareció una obra súper humana que también habla de relaciones de parejas. En Hotel Melancólico hay una búsqueda  relacionada a eso. En el Teatro del Pueblo también está Andrés Binetti con su Grupo de Teatro Los Calderos haciendo Llanto de perro que plantea una exploración muy interesante.
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