Dos fuentes distintas lo consignan en inglés y en español.
"Obra que confirma el talento de Samuel Beckett . Nos sumerge en un caos organizado, en una férrea y coordinada lógica de una forma escénica que se sustenta aparentemente-solo aparentemente- en un mecanismo automático.
Un anciano recuerda su vida, diario oral, una voz (suya) que ilumina su frustración (...) la desesperación, la lacerante crueldad de las sarcásticas observaciones que hace sobre sí mismo, todo va componiendo un rompecabezas dislocado, cuya única clave empieza y termina en la palabra soledad. Y no estamos ante la soledad del personaje, ante la anécdota. No es posible objetivizar ante un espejo y Samuel Beckett nos propone un retrato que nos atañe, porque atañe a la condición humana. Aquí sí se trasciende la mera circunstancia y el tiempo se nos aparece con aterradora nitidez. Las bandas y el viejo no existen son signos convencionales de un azar sin forma e invencible, que avanza y deja atrás cualquier ingenua planificación de la vida. Hay algo maligno en todo esto. Se quisiera detener la cinta pero no es la cinta, ni es la obra, ni Samuel Beckett sino ese infierno totalmente real y terrestre de lo cotidiano que atravesamos imperceptiblemente y que la lucidez extrema de un dramaturgo nos exhibe en preciso esquema. Un trabajo tan difícil ha podido resolver Petraglia con notorias virtudes. " Manuel Agorio. Democracia 02/03/1960.
- INSTITUTO DE ARTE MODERNO (1960)
