Tamara

El espectáculo se desarrolló en una gran casa, permitiendo así el seguimiento de los personajes y las interacciones que le podían interesar mas al espectador. De esta manera, cada persona del público, pasaba a ser un observador individual en vez de ser parte de una masa. En la casa, ellos se movían como si fueran invisibles, teniendo así, alternativas que el teatro tradicional no ofrece hasta hoy. Por ejemplo, si los eventos en la sala de música no le intrigaban lo suficiente, podían seguir a Emilia (la mucama) hasta la cocina o perseguir a Mario (el chofer) hasta el baño, o a D'Annunzio y Tamara hasta el Leda. Los personajes se movían permanentemente por la casa y estaba en cada espectador seguir a quien mas le interesaba. Como en la vida real, muchas escenas se sucedían simultáneamente y no todas se resolvían "correctamente". Si bien el edificio original fue reciclado y convertido en un gran palacio, la producción determinó que para un mejor desplazamiento de actores y público, la capacidad máxima de espectadores por función, no superara las 100 personas. De esta manera todos pudieron ver la historia que desearon armar, sin problemas. Tamara fue estrenada en la ciudad de Buenos Aires, el 1° de Junio de 1990 y desde entonces y hasta su abrupto final en noviembre de 1994, fue un éxito de público y crítica, alcanzando 11 premios: Moliere (1); ACE (2); Florencio Sánchez (3); María Guerrero (1); Prensario (1); Premio Municipal (3); además de numerosas menciones.

CLARIN: "Tamara es un espectáculo atípico que pretende demostrar que quien conoce el pecado comprende la virtud". (Luis Mazas)

AMBITO FINANCIERO: "Concepción hábil e intencionada, destinada a excitar la curiosidad de todos" (Nina Cortese)

LA NACION: "Ningún detalle ha sido pasado por alto. Una representación donde abundan las buenas ideas". (Osvaldo Quiroga).

LA PRENSA: "...desde que Tamara se ofreció en el nuevo Palacio de la calle Piedras al 700, ha conocido el doble -y no habitual- éxito de público y crítica". (A. D. Videla)